Galdós Enamorado
Galdós Enamorado, es una divertida comedia con mucha intriga y ficción en torno a la relación sentimental y epistolar que mantuvieron Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. La relación entre estos dos gigantes de la literatura española quedó reflejada, y bastante bien detallada, en la correspondencia que se intercambiaron. Estas cartas, de las que solo se conservan las que escribió Emilia Pardo Bazán, son la base de ficción de esta obra que interpretan dos grandes de la escena española: María José Goyanes y Emilio Gutiérrez Caba.
Galdós Enamorado no pretende ser una biografía de estas dos grandes personalidades literarias, sino que trata de tejer una trama sobre su mutua admiración, enamoramiento y la correspondencia que mantuvieron.
Lo que conocemos de su amor tiene una sola fuente documental; las cartas de ella, sobre todo las escritas entre 1889 y 1891. Fue Galdós quien las conservó, destruyendo algunas un tanto atrevidas. Ella era una católica militante; él, sin embargo, un liberal antes de hacerse posteriormente republicano, casi socialista, que cultivó un tono anticlerical. Galdós era afable, en algunos momentos, seco, impertérrito y reservadísimo, sin embargo Emilia, era directa, franca y sobre todo ácida en ocasiones. Admiraba profundamente la libertad de costumbres de ciertos círculos aristocráticos de la época y le sorprendía que Galdós fuese en sus escritos tan personal, tan poco influenciable y sobre todo tan pragmático, rechazando todos los principios religiosos o morales. Sin embargo, cuando escribía en público sus escritos manifestaban un estilo burgués, sensato y tremendamente correcto. A pesar de la mala salud de Don Benito, teniendo en cuenta su esbelto porte, en contraste con la lozanía de Doña Emilia, siempre le reprochaba a su amante una cierta frialdad en el trato íntimo de su correspondencia, a lo que ella contestaba que si sus acciones fueran presenciales, y no epistolares, no quedaría ni rastro de su gran hombre. Ella conocía sus otras relaciones sentimentales, tanto las ocasionales como las más consolidadas, como la que mantuvo por entonces con la modelo Lorena Cobián, pero no le importaba. Sin embargo, él le reprochó duramente, la aventura amorosa de Emilia Pardo Bazán con José Lázaro Galdiano; ésta le recordó lo injusto que resultaba que los hombres tuvieran libertad, mientras las mujeres quedaban convertidas en “estatuas de piedra” ante cualquier tentación. No era justo, pero a pesar de todo, ella le pidió perdón, a pesar de que quería creer que ambos eran libres para expresar su amor, fuera de aquella relación epistolar.
